Sesión #1 La Cultura Olmeca
Esperamos que hayas pasado un momento agradable en la sesión de nuestro taller, a continuación te dejamos las lecturas y el video que se proyecto con relación a la cultura Olmeca.
Video: Los Olmecas
Mitología Olmeca
#1 El mito olmeca de la creación:
hombre y bebé jaguar
Hombre Jaguar
#2 El rey de la selva Olmeca (el jaguar)
El jaguar ha sido pieza fundamental en la
cosmogonía prehispánica. Cada pueblo ha tenido a bien adorar e identificarse
con los más impresionantes animales que puede encontrar, así como los más
bellos. Desde México hasta Sudamérica es común encontrar ídolos, templos y
símbolos que pretenden hacer reverencia a la serpiente, las aves y el jaguar,
este último con un lugar muy especial.
El jaguar fue considerado amo de la noche, la
oscuridad y sus misterios, héroe triunfante sobre sus peligros, esto quizá por
sus hábitos nocturnos de cazar y su habilidad para ver en medio de la negrura.
También representó al sol durante su recorrido por las macabras regiones del
inframundo subterráneo, esto nos marca que el hombre por excelencia ha asociado
a los felinos con lo desconocido, pensemos en el culto a los gatos en el
antiguo Egipto y en los gatos-monstruo de Japón. Para nosotros, los félidos
están un paso más adelante que nosotros en conocimientos ocultos y ello es
parte de la fascinación que nos generan.
Las leyendas más ancestrales de los olmecas
hablan sobre un hombre-jaguar hijo de una mujer humana y un jaguar, quien fuera
el ancestro común para todos los miembros de la tribu. Para los antiguos
resultaba tranquilizadora la idea de que no eran hombres simples, sino
portadores de sangre superior, de una semilla maravillosa que permitiría que su
estirpe perdurara. Remarco aquí nuestra semejanza con los serbios, quienes
aseguraban ser descendientes de un lobo blanco de tamaño descomunal. Hoy en
día, para muchas personas continúa la idea de que provenimos de algo distinto a
lo que la lógica y la ciencia pueden concluir, esto es parte muy normal de
nosotros como especie. El humano antiguo, al darse cuenta de su superioridad en
pensamiento y sensibilidad empezó a creer en el espíritu, así como en los
orígenes del mismo.
Tallado en piedra jadeíta existe el llamado
“Señor de las Limas” (porque se encontró en el poblado veracruzano Las Limas).
Es una maravillosa estatua que por su elaboración y belleza parecería no ser
cosa de este mundo. Se remonta al periodo preclásico de Mesoamérica (casi la
prehistoria). Este ídolo sostiene en brazos a un niño-jaguar que sería símbolo
de la lluvia, la vida y el nacimiento. Junto con la serpiente y el cocodrilo el
jaguar era uno de los guardianes de la tierra como lugar de vida. El color
verde de la estatua se asocia con la muerte, lo que hay después de ella y el
hecho de renacer, recordemos que “todo lo que vale la pena merece volver a
vivir”, así lo creían los antiguos.
Hay un mito olmeca en que el jaguar fue creado por los dioses antes que el hombre, pero se le impidió saber los secretos que se le revelaron a este último, cuando los dioses moldeaban al perro para ser acompañante y servidor del hombre el jaguar aseveró que ese animal “se veía delicioso” tanta fue su insistencia en lo mismo que las divinidades acabaron por castigarlo y lo hicieron perseguido del humano y su can, cosa que continúa hasta la actualidad. Es hora de dejar de perseguir al jaguar, de lo contrario va a extinguirse y se irá con todo su legado.
#3 La leyenda de la guerrera Nahuani y el surgimiento del pico de Orizaba
Se dice que el primer nombre del Pico de
Orizaba fue Poyautécatl, y era la representación del dios que llevaba el mismo
nombre y que pertenecía a la región que se llamaba Poyauhtlán, fundada por
teochichimecas-tlaxcaltecas o texcaltecas, una de las siete tribus nahuatlacas.
El volcán más alto de México, 5,747msnm,
alberga un buen número de leyendas que forman parte de la cultura popular de
las civilizaciones que han habitado sus faldas. Entre ellas, probablemente la
leyenda más antigua es una de origen olmeca y que narra la historia de la
guerrera Nahuani, que a continuación te contaremos.
–¿Qué significa Jamapa? El glaciar que abastece
de agua a Veracruz–
Leyenda de la guerrera Nahuani
La leyenda de la guerrera Nahuani cuenta que en
la época de esplendor de los olmecas vivía la hermosa guerrera Nahuani, quien
siempre iba acompañada de su amiga y consejera, el águila pescadora
Ahuilizapan, que significa «Orizaba».
Un día, Nahuani tuvo que enfrentarse a una gran
batalla donde fue vencida.
Ahuilizapan, al presenciar la derrota, desplegó
sus alas y se elevó hasta lo más alto del cielo para después dejarse caer
fuertemente contra la Tierra. Así, se formó una inmensa montaña que albergaba
el espíritu de Nahuani, quien se convirtió en volcán. Tiempo después,
Ahuilizapan recordó lo que le había sucedido a su entrañable amiga y dejó
estallar a dicha montaña, dando lugar a grandes erupciones.
Para controlar dicha furia, los aldeanos de
aquellos pueblos subían a lo más alto del volcán a rendir culto a Nahuani, la
eterna amiga de Orizaba.
#4 Los 10 dioses olmecas más importantes.
Nahual, el dios jaguar
También fue denominado Nahual, y fue el dios
más importante de esta cultura prehispánica. Este animal fue representado
innumerables veces en las distintas representaciones artísticas de esta
cultura, sobre todo en el arte lapidario.
El dios jaguar estaba vinculado con la
fertilidad y la lluvia, y en algunos casos también se le relacionaba con
personas específicas; se decía que el vínculo entre hombre y jaguar era tal que,
si el jaguar moría, el hombre que estaba asociado a ese jaguar también moriría.
Los olmecas consideran al jaguar como un chamán
del mundo natural, razón por la cual tenía cierta preponderancia con relación a
los demás dioses a los que adoraban.
Desde hace mucho tiempo se pensó que el jaguar
era el dios alrededor del cual giraba todo el sistema de creencias de los
olmecas. Sin embargo, diversas investigaciones han demostrado que, a pesar de
ocupar un lugar importante, el dios jaguar no era el centro de la religión
olmeca, sino una deidad más dentro de su sistema religioso.
En cualquier caso, la imagen del jaguar para
los olmecas estaba vinculada con fiereza y fuerza, y cada cierto tiempo hacían
sacrificios para honrar a este dios.
Dragón olmeca
Esta figura fue hallada posterior a las más
representativas de la cultura olmeca; sin embargo, se estima que los rituales
asociados a esta deidad pueden ser anteriores a los dedicados a la llamada
Serpiente emplumada, uno de los principales dioses olmecas.
Como ocurre con otras deidades de esta cultura
mesoamericana, las figuras representativas del dragón olmeca combinan elementos
propios del jaguar, de las aves y de la serpiente. Así mismo, en ocasiones
también aparece representado como una figura con rasgos humanos.
La arqueóloga Carolina Meza Rodríguez dirigió una de las excavaciones a través de las cuales se han hallado evidencias relacionadas con el dios dragón. Esta investigadora indica que en las reliquias encontradas hay otros elementos claramente vinculados con la cultura olmeca, como una cruz de origen olmeca y las cejas con forma de llamarada.
Otras investigaciones han determinado que la
imagen del dios dragón podría estar vinculada con una familia que gobernó a
esta civilización durante 300 años, entre los años 800 y 500 a. C. Esto sería
coherente con el hecho de que los olmecas consideraban a sus gobernantes
descendientes los dioses.
El dios dragón también es conocido como
“monstruo de la Tierra” y los olmecas lo consideraban una deidad relacionada
estrechamente con el poder y la autoridad.
Serpiente emplumada
Diversas culturas mesoamericanas tuvieron su
propia representación de la Serpiente emplumada; sin embargo, se considera que
la versión olmeca fue la más antigua de todas.
Esta deidad fue ampliamente representada en
diversas expresiones artísticas, como esculturas y pinturas, y era común que se
ubicara cerca de los seres humanos. Se han encontrado representaciones
pictóricas de la Serpiente emplumada en cuevas y estructuras construidas por
los olmecas.
Físicamente era representada como una serpiente
cascabel de gran tamaño y cubierta por completo de plumas; además, tenía una
cresta abundante. La Serpiente emplumada estaba relacionada con la vida y el
viento, por lo que formaba parte de las deidades asociadas a la fertilidad.
Hombre-jaguar
Según una leyenda olmeca, la unión carnal entre
un jaguar y una mujer dio como resultado a los denominados hombres-jaguar. Otra
versión indica que los hombres-jaguar se concibieron luego de la unión de los
gobernantes con seres jaguares de origen mítico.
En cualquier caso, los hombres-jaguar son el
reflejo más evidente de una de las creencias esenciales de los olmecas, según
la cual los seres humanos tenían la posibilidad de transformarse en animales
según quisieran debido a que ambos compartían parte de sus espíritus.
Estas figuras eran representadas como elementos que combinaban rasgos humanos y felinos, cuyos labios caían un poco dando la sensación de estar gruñendo.
Se ha determinado que las representaciones
olmecas relacionadas con los hombres-jaguar fueron las primeras que existieron
en Mesoamérica. Dichas figuras se han encontrado en cuevas y en esculturas
hechas con piedra, cerámica y jade.
Homshuk, dios del maíz
El dios del maíz se caracteriza principalmente
porque no tiene un género definido. El nombre que le dieron los olmecas fue
Homshuk y se ha visto representado en diversas esculturas y creaciones olmecas.
La forma de este dios solía representarse de
distintas formas, pero todas tenían en común una base ovalada con forma
humanoide, que tenía una hendidura en la cabeza desde la cual brotaba lo que
puede identificarse como una mazorca u otros símbolos relacionados con el maíz.
Así mismo, era común encontrar en esas
esculturas la figura de una semilla en proceso de germinación ubicada a la
altura de la frente. Los rasgos de Homshuk también tenían algunas referencias
al jaguar, que resultó una figura presente en las diversas deidades olmecas, en
mayor o en menor medida.
El dios del maíz era uno de los más alabados,
pues este alimento representaba la base de la economía y el sustento principal
de los olmecas. Por ello no es de extrañar que en la zona arqueológica llamada
La Venta se haya encontrado vestigios de una pirámide dedicada a este dios,
también considerado hijo del Sol.
Se tiene la certeza de que esta pirámide fue
dedicada a Homshuk debido a que en lo más alto de la estructura se hallaron
grabados que representaban la figura de este dios.
Espíritu de la lluvia
El espíritu de la lluvia está representado por
una figura masculina pequeña, que puede ser asociada con un joven, un niño o un
enano. Incluso, algunas investigaciones explican que eran considerados hombres
muy sabios que mantenían su aspecto físico infantil.
A pesar de su tamaño, los olmecas la
describieron como una deidad muy poderosa, que además tenía varios ayudantes
con quienes convocaba la lluvia y quienes le protegían. Como es de esperarse,
este dios también estaba vinculado con los relámpagos y los truenos.
Algunos investigadores, como el especialista en
arqueología olmeca Michael Coe, han determinado que el dios de la lluvia
realmente se generó del dios jaguar.
El argumento que justifica esta concepción es
que las figuras representativas del dios de la lluvia presentan una hendidura
similar a las que también estaban presentes en las figuras del dios jaguar.
Así mismo, la boca del dios de la lluvia
presenta una especia de colmillos, rasgos que sin duda alguna están vinculados
con la imagen del jaguar.
Otras características físicas de esta deidad
son los párpados algo hinchados, los ojos oblicuos que tienen la tendencia de
estrecharse aún más y el ceño fruncido. Algunas representaciones sostenían una
manopla en cada mano, que se utilizaban en rituales con carácter combativo.
El dios de la lluvia era de mucha importancia,
pues estaba vinculado con la abundancia y el renacer y, por supuesto, también
se le relacionaba con el maíz, principal alimento de consumo de la cultura
olmeca.
Hombre de la cosecha
Esta deidad estaba sustentada por una leyenda
conmovedora: para los olmecas, el hombre de la cosecha fue un individuo (pudo
haber sido un hombre o un niño) que se sacrificó a sí mismo para que su pueblo
fuese capaz de producir el alimento necesario para su propia subsistencia.
El hombre de la cosecha estaba vinculado con la
fertilidad y, al igual que gran parte de las representaciones de los dioses
olmecas, suele tener una hendidura que atraviesa lo alto de su cabeza.
Como hemos mencionado anteriormente, dicha
hendidura tiene relación directa con las representaciones del dios jaguar y del
dios del maíz.
Dios bandido
De esta deidad se tiene poca información. Sin
embargo, se sabe que su representación física tenía la típica boca torcida
hacia abajo que hacía referencia a la figura del jaguar. Además, su cabeza se
caracterizaba por ser plana.
Lo más peculiar de este dios es que se le
representa un ojo rasgado cubierto por una banda que atraviesa por completo su
rostro; de allí proviene su nombre.
Dios del fuego
Este dios es representado como un ser anciano y
se estima que fue uno de los primeros dioses en ser venerado en Mesoamérica. Su
presencia se vincula con el comienzo de un nuevo año.
El dios del fuego era el protagonista de una
ceremonia que los olmecas llevaban a cabo cada 52 años. Se trata de la
celebración del Fuego nuevo, festividad a través de la cual representaban el
fin de una etapa y el inicio de otra.
En dicha celebración todos los habitantes de la
comunidad se deshacían de sus vestidos y demás atuendos, así como de los
utensilios propios de las labores caseras.
Dichos utensilios eran destruidos, lo que
generaba grandes acumulaciones de barro roto dentro de la comunidad. Así mismo,
como parte del ritual se cortaban 52 haces de leña y cada uno representaba un
año correspondiente al ciclo de 52 que estaban dejando atrás.
Otro elemento importante del ritual del Fuego
nuevo es que buscaba combatir a los llamados demonios de la noche.
Los olmecas creían que, si no se llevaba a cabo
este ritual, el Sol no podría salir nuevamente y se generaría el escenario ideal
para que los demonios de la noche invadieran sus tierras y devoraran a los
hombres, generando así la noche perpetua.
Algunas investigaciones han determinado que es
muy probable que este ritual del Fuego nuevo no sucediera solamente cada 52
años, sino que también se celebrara anualmente.
Monstruo tiburón
Esta interesante deidad se vinculó directamente
con la creación, según la entendían los olmecas. Fue el dios marino más
relevante, a pesar de que no se han encontrado muchas representaciones de este.
Su relación con la creación viene dada por una
leyenda según la cual el monstruo tiburón estaba luchando con un hombre cuando
aún no había más que agua en el mundo. Como consecuencia del enfrentamiento, el
monstruo tiburón cortó un brazo del hombre, lo que trajo como resultado que se
generara la tierra seca.
Las virtudes con las que se caracterizaba al
monstruo tiburón son la velocidad, la posibilidad de dominar por completo al
agua y la destreza al cazar.
Se dice que este era un dios relevante para los olmecas porque todas estas características eran necesarias para su desempeño diario, por lo que constantemente las convocaban a través de la figura del monstruo tiburón.
#5 La jadeíta y la cosmovisión de los olmecas.
Un rasgo distintivo de los olmecas fue su gran
aprecio por el jade, que trabajaron con un grado notable de destreza y
perfección. A pesar de ser una piedra muy dura y densa, el jade fue labrado y
pulido por los olmecas hasta adquirir el brillo de un espejo. El jade preferido
por los olmecas, y por todos los pueblos mesoamericanos posteriores, no fue el
jade nefrita de los antiguos chinos, sino la jadeíta.
La jadeíta, comparada con el jade nefrita, es
mucho más dura y con tonos más variados y brillantes que incluyen el verde
esmeralda brillante, el amarillo e incluso el morado. Tal vez el jade más
apreciado por los olmecas fue el verde esmeralda translúcido, piedra que los
aztecas posteriormente llamaron quetzalitzli, término que se refiere tanto a su
semejanza en color con las plumas de quetzal como a su transparencia semejante
a la de la obsidiana, itzli.
También gustaban particularmente de la jadeíta
verde mar o azul turquesa, que con frecuencia ahuecaban o labraban hasta
obtener puntas y bordes para que fuera aún más transparente. Aunque el debate
acerca del origen del jade ha dado lugar a las más diversas especulaciones y
discusiones, reconocimientos en campo recientes han mostrado que el origen del
material se encuentra en la parte central de la región del valle de Motagua, en
el oriente de Guatemala. Hasta donde conocemos, esa región sigue siendo la
única fuente de jadeíta en Mesoamérica.
Hachas de jade
Las excavaciones dirigidas por los arqueólogos
Ponciano Ortiz y María del Carmen Rodríguez en el manantial de El Manatí,
Veracruz, han mostrado que el jade se encuentra en la región olmeca en fechas
tan tempranas como 1500 a.C.
Ahí se localizaron, en el contexto de la fase
olmeca Ojochi, hachas bellamente labradas y un collar con cuentas de jade
translúcido azul verdoso. Aunque objetos presuntamente hechos de jade se
representaron como joyería en monumentos olmecas tempranos de San Lorenzo (ca.
1150-900 a.C.), el jade es escaso en este sitio.
El jade finamente trabajado no aparece en abundancia sino hasta el Preclásico Medio, en el sitio olmeca de La Venta (ca. 900-500 a.C.). Una de las formas más comunes del trabajo en jade son las hachas con forma de pétalos; es decir, elegantes hachas que parecen pétalos de flores por su diseño, con el filo en el lado más ancho.
Es verosímil que estas hachas de jade pulido
fueran la forma usual para comerciar e intercambiar el jade; así podían verse
el color, las fisuras y otras marcas en la superficie pulida y también podía
apreciarse de inmediato su transparencia en los
delgados bordes de las navajas. A partir de
estas hachas se podían labrar estatuas y joyas, incluidos pendientes ahuecados
con forma de concha o las curiosas “cucharas” olmecas, que se hacían cortando
sobre el eje longitudinal de las hachas.
Este trabajo de lapidaria fue extremadamente
laborioso y es evidente que el valor de las piezas derivaba en gran medida de
la habilidad y esfuerzo invertidos en su elaboración.
Entre los olmecas, las hachas de jade
estuvieron estrechamente relacionadas con el simbolismo del maíz y la
fertilidad agrícola. Esta importancia simbólica, como en el caso de las hachas
finamente labradas en Europa durante el Neolítico, deriva en parte del hecho de
que se usaran para desbrozar la maleza y preparar los terrenos para el cultivo.
Mientras que en la antigua Europa se cultivaba
trigo y cebada, el principal cultivo de los olmecas del Preclásico Medio fue el
maíz, planta cuya mazorca se asemeja a la forma y el color de las hachas de
jade. Un grupo de hachas de jade con incisiones, atribuidas al sitio olmeca de
Arroyo Pesquero, muestra imágenes del dios olmeca del maíz; si bien esta deidad
tiene muchas formas, el dios olmeca como maíz maduro normalmente muestra una
hendidura en la cabeza de la que surge una mazorca.
Toda la cabeza del dios del maíz simboliza un
grano de maíz con la mazorca surgiendo del centro de la planta verde. En un
gran número de hachas incisas, el dios olmeca del maíz aparece rodeado por
cuatro mazorcas en forma de hacha en las orillas. Esta composición recrea el
cosmograma olmeca formado por una barra y cuatro puntos; el dios del maíz
constituye la barra central vertical, como eje del axis mundi. El dios olmeca
del maíz al centro de un cosmograma de cuatro esquinas se relaciona tal vez con
la muy difundida metáfora del mundo creado y ordenado a la manera de una milpa
con cuatro lados.
Taube, Karl A., “La jadeíta y la
cosmovisión de los olmecas”, Arqueología Mexicana núm. 87, pp. 43-48.
González Olivo, Marisol y Cirigo Villagómez,
Alberto.
“Leyenda del Jaguar”, “Leyendas Mexicanas de Todos los Tiempos” pp 79-80.
Editores Mexicanos Unidos, primera edición 2011, primera reimpresión 2012.
Buenas tardes chicos la verdad me gustó mucho la sección de hoy es la primera vez que entro pero saben fue muy gratificante el que nos dieran a conocer sobre la cultura así como de los. Mitos la verdad yo no sabía los mitos y quedé faisnada, muchas gracias por la labor que hacen esperamos con ansias la proxima secion
ResponderEliminarMuchas gracias por tú comentario nos es muy grato saber que te gustó y estaremos haciendo lo mejor para brindarles un taller de calidad. Nos vemos en la siguiente sesión.
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