Sesión #1 La Cultura Olmeca


Esperamos que hayas pasado un momento agradable en la sesión de nuestro taller, a continuación te dejamos las lecturas y el video que se proyecto con relación a la cultura Olmeca.



Video: Los Olmecas



Mitología Olmeca

#1 El mito olmeca de la creación: 

hombre y bebé jaguar



Este mito nos cuenta la historia del origen de la cultura olmeca y de los hombres jaguar.

En la antigüedad en los asentamientos de Veracruz, México, la cultura olmeca nos dejó grandes relatos acerca del origen de su cultura, impregnada de divinidad. 

Mucho tiempo ya, en que los descendientes de los dioses olmecas llegaron para habitar la tierra a través de una mujer escogida por sus virtudes, quien fue poseída por un jaguar y dio a luz a la descendencia de los hombres jaguar. 

Estos hombres fueron destacados en la guerra y las mujeres en las artes. Habitaron por largo tiempo en la tierra fértil y productiva, hasta que un día una bella joven jaguar puso sus ojos en un valiente joven que no pertenecía a su descendencia jaguar, y los dioses no vieron con buenos ojos ese sentimiento.

Hombre Jaguar




El joven valiente unió su amor a aquella mujer jaguar sin importar la intolerancia de los dioses y procrearon un hijo, los dioses castigaron la región con escasez de agua del cielo. Fue tanto el dolor del castigo para la tierra jaguar que el joven ofreció a su propio hijo a cambio de levantar el castigo divino. 

Los dioses furiosos levantaron el castigo y enviaron lluvia en abundancia a la tierra jaguar, pero en cambio petrificó al padre y a su hijo en brazos para que las generaciones comprendiesen que se debe respetar la dinastía jaguar. 

Los dioses permitieron que la tierra que se mueve constantemente cubriera sus cuerpos, condenándolos a que, en un futuro, sus cuerpos petrificados fueran desenterrados a golpes de piedra por pequeños descendientes jaguar. 

Ahora la tierra es fértil y el jaguar se mueve con libertad en su hábitat, pero el hombre jaguar no tiene más poder sobre su región y debe esforzarse y luchar para muchas veces perder sus batallas y aprender lecciones que los dioses siguen enviando a sus hombres jaguar, pero nunca permitirán que su dinastía se extinga por completo.


#2 El rey de la selva Olmeca (el jaguar)

 

El jaguar ha sido pieza fundamental en la cosmogonía prehispánica. Cada pueblo ha tenido a bien adorar e identificarse con los más impresionantes animales que puede encontrar, así como los más bellos. Desde México hasta Sudamérica es común encontrar ídolos, templos y símbolos que pretenden hacer reverencia a la serpiente, las aves y el jaguar, este último con un lugar muy especial.

 

El jaguar fue considerado amo de la noche, la oscuridad y sus misterios, héroe triunfante sobre sus peligros, esto quizá por sus hábitos nocturnos de cazar y su habilidad para ver en medio de la negrura. También representó al sol durante su recorrido por las macabras regiones del inframundo subterráneo, esto nos marca que el hombre por excelencia ha asociado a los felinos con lo desconocido, pensemos en el culto a los gatos en el antiguo Egipto y en los gatos-monstruo de Japón. Para nosotros, los félidos están un paso más adelante que nosotros en conocimientos ocultos y ello es parte de la fascinación que nos generan.

 

Las leyendas más ancestrales de los olmecas hablan sobre un hombre-jaguar hijo de una mujer humana y un jaguar, quien fuera el ancestro común para todos los miembros de la tribu. Para los antiguos resultaba tranquilizadora la idea de que no eran hombres simples, sino portadores de sangre superior, de una semilla maravillosa que permitiría que su estirpe perdurara. Remarco aquí nuestra semejanza con los serbios, quienes aseguraban ser descendientes de un lobo blanco de tamaño descomunal. Hoy en día, para muchas personas continúa la idea de que provenimos de algo distinto a lo que la lógica y la ciencia pueden concluir, esto es parte muy normal de nosotros como especie. El humano antiguo, al darse cuenta de su superioridad en pensamiento y sensibilidad empezó a creer en el espíritu, así como en los orígenes del mismo.

 

Tallado en piedra jadeíta existe el llamado “Señor de las Limas” (porque se encontró en el poblado veracruzano Las Limas). Es una maravillosa estatua que por su elaboración y belleza parecería no ser cosa de este mundo. Se remonta al periodo preclásico de Mesoamérica (casi la prehistoria). Este ídolo sostiene en brazos a un niño-jaguar que sería símbolo de la lluvia, la vida y el nacimiento. Junto con la serpiente y el cocodrilo el jaguar era uno de los guardianes de la tierra como lugar de vida. El color verde de la estatua se asocia con la muerte, lo que hay después de ella y el hecho de renacer, recordemos que “todo lo que vale la pena merece volver a vivir”, así lo creían los antiguos.

 

Hay un mito olmeca en que el jaguar fue creado por los dioses antes que el hombre, pero se le impidió saber los secretos que se le revelaron a este último, cuando los dioses moldeaban al perro para ser acompañante y servidor del hombre el jaguar aseveró que ese animal “se veía delicioso” tanta fue su insistencia en lo mismo que las divinidades acabaron por castigarlo y lo hicieron perseguido del humano y su can, cosa que continúa hasta la actualidad. Es hora de dejar de perseguir al jaguar, de lo contrario va a extinguirse y se irá con todo su legado.



#3 La leyenda de la guerrera Nahuani y el surgimiento del pico de Orizaba


 

Se dice que el primer nombre del Pico de Orizaba fue Poyautécatl, y era la representación del dios que llevaba el mismo nombre y que pertenecía a la región que se llamaba Poyauhtlán, fundada por teochichimecas-tlaxcaltecas o texcaltecas, una de las siete tribus nahuatlacas.

 

El volcán más alto de México, 5,747msnm, alberga un buen número de leyendas que forman parte de la cultura popular de las civilizaciones que han habitado sus faldas. Entre ellas, probablemente la leyenda más antigua es una de origen olmeca y que narra la historia de la guerrera Nahuani, que a continuación te contaremos.

 

–¿Qué significa Jamapa? El glaciar que abastece de agua a Veracruz–

 

Leyenda de la guerrera Nahuani




 

La leyenda de la guerrera Nahuani cuenta que en la época de esplendor de los olmecas vivía la hermosa guerrera Nahuani, quien siempre iba acompañada de su amiga y consejera, el águila pescadora Ahuilizapan, que significa «Orizaba».

Un día, Nahuani tuvo que enfrentarse a una gran batalla donde fue vencida.

 

Ahuilizapan, al presenciar la derrota, desplegó sus alas y se elevó hasta lo más alto del cielo para después dejarse caer fuertemente contra la Tierra. Así, se formó una inmensa montaña que albergaba el espíritu de Nahuani, quien se convirtió en volcán. Tiempo después, Ahuilizapan recordó lo que le había sucedido a su entrañable amiga y dejó estallar a dicha montaña, dando lugar a grandes erupciones.

 

Para controlar dicha furia, los aldeanos de aquellos pueblos subían a lo más alto del volcán a rendir culto a Nahuani, la eterna amiga de Orizaba.



#4 Los 10 dioses olmecas más importantes.


 

Nahual, el dios jaguar



 

También fue denominado Nahual, y fue el dios más importante de esta cultura prehispánica. Este animal fue representado innumerables veces en las distintas representaciones artísticas de esta cultura, sobre todo en el arte lapidario.

 

El dios jaguar estaba vinculado con la fertilidad y la lluvia, y en algunos casos también se le relacionaba con personas específicas; se decía que el vínculo entre hombre y jaguar era tal que, si el jaguar moría, el hombre que estaba asociado a ese jaguar también moriría.

 

Los olmecas consideran al jaguar como un chamán del mundo natural, razón por la cual tenía cierta preponderancia con relación a los demás dioses a los que adoraban.

 

Desde hace mucho tiempo se pensó que el jaguar era el dios alrededor del cual giraba todo el sistema de creencias de los olmecas. Sin embargo, diversas investigaciones han demostrado que, a pesar de ocupar un lugar importante, el dios jaguar no era el centro de la religión olmeca, sino una deidad más dentro de su sistema religioso.

 

En cualquier caso, la imagen del jaguar para los olmecas estaba vinculada con fiereza y fuerza, y cada cierto tiempo hacían sacrificios para honrar a este dios.

 

Dragón olmeca

 

Esta figura fue hallada posterior a las más representativas de la cultura olmeca; sin embargo, se estima que los rituales asociados a esta deidad pueden ser anteriores a los dedicados a la llamada Serpiente emplumada, uno de los principales dioses olmecas.

 

Como ocurre con otras deidades de esta cultura mesoamericana, las figuras representativas del dragón olmeca combinan elementos propios del jaguar, de las aves y de la serpiente. Así mismo, en ocasiones también aparece representado como una figura con rasgos humanos.

 

La arqueóloga Carolina Meza Rodríguez dirigió una de las excavaciones a través de las cuales se han hallado evidencias relacionadas con el dios dragón. Esta investigadora indica que en las reliquias encontradas hay otros elementos claramente vinculados con la cultura olmeca, como una cruz de origen olmeca y las cejas con forma de llamarada.

 

Otras investigaciones han determinado que la imagen del dios dragón podría estar vinculada con una familia que gobernó a esta civilización durante 300 años, entre los años 800 y 500 a. C. Esto sería coherente con el hecho de que los olmecas consideraban a sus gobernantes descendientes los dioses.

 

El dios dragón también es conocido como “monstruo de la Tierra” y los olmecas lo consideraban una deidad relacionada estrechamente con el poder y la autoridad.

 

Serpiente emplumada


 

Diversas culturas mesoamericanas tuvieron su propia representación de la Serpiente emplumada; sin embargo, se considera que la versión olmeca fue la más antigua de todas.

 

Esta deidad fue ampliamente representada en diversas expresiones artísticas, como esculturas y pinturas, y era común que se ubicara cerca de los seres humanos. Se han encontrado representaciones pictóricas de la Serpiente emplumada en cuevas y estructuras construidas por los olmecas.

 

Físicamente era representada como una serpiente cascabel de gran tamaño y cubierta por completo de plumas; además, tenía una cresta abundante. La Serpiente emplumada estaba relacionada con la vida y el viento, por lo que formaba parte de las deidades asociadas a la fertilidad.

 

Hombre-jaguar


 

Según una leyenda olmeca, la unión carnal entre un jaguar y una mujer dio como resultado a los denominados hombres-jaguar. Otra versión indica que los hombres-jaguar se concibieron luego de la unión de los gobernantes con seres jaguares de origen mítico.

 

En cualquier caso, los hombres-jaguar son el reflejo más evidente de una de las creencias esenciales de los olmecas, según la cual los seres humanos tenían la posibilidad de transformarse en animales según quisieran debido a que ambos compartían parte de sus espíritus.

 

Estas figuras eran representadas como elementos que combinaban rasgos humanos y felinos, cuyos labios caían un poco dando la sensación de estar gruñendo. 

 

Se ha determinado que las representaciones olmecas relacionadas con los hombres-jaguar fueron las primeras que existieron en Mesoamérica. Dichas figuras se han encontrado en cuevas y en esculturas hechas con piedra, cerámica y jade.

 

 

Homshuk, dios del maíz


 

El dios del maíz se caracteriza principalmente porque no tiene un género definido. El nombre que le dieron los olmecas fue Homshuk y se ha visto representado en diversas esculturas y creaciones olmecas.

 

La forma de este dios solía representarse de distintas formas, pero todas tenían en común una base ovalada con forma humanoide, que tenía una hendidura en la cabeza desde la cual brotaba lo que puede identificarse como una mazorca u otros símbolos relacionados con el maíz.

 

Así mismo, era común encontrar en esas esculturas la figura de una semilla en proceso de germinación ubicada a la altura de la frente. Los rasgos de Homshuk también tenían algunas referencias al jaguar, que resultó una figura presente en las diversas deidades olmecas, en mayor o en menor medida.

 

El dios del maíz era uno de los más alabados, pues este alimento representaba la base de la economía y el sustento principal de los olmecas. Por ello no es de extrañar que en la zona arqueológica llamada La Venta se haya encontrado vestigios de una pirámide dedicada a este dios, también considerado hijo del Sol.

Se tiene la certeza de que esta pirámide fue dedicada a Homshuk debido a que en lo más alto de la estructura se hallaron grabados que representaban la figura de este dios.

 

Espíritu de la lluvia


 

El espíritu de la lluvia está representado por una figura masculina pequeña, que puede ser asociada con un joven, un niño o un enano. Incluso, algunas investigaciones explican que eran considerados hombres muy sabios que mantenían su aspecto físico infantil.

 

A pesar de su tamaño, los olmecas la describieron como una deidad muy poderosa, que además tenía varios ayudantes con quienes convocaba la lluvia y quienes le protegían. Como es de esperarse, este dios también estaba vinculado con los relámpagos y los truenos.

 

Algunos investigadores, como el especialista en arqueología olmeca Michael Coe, han determinado que el dios de la lluvia realmente se generó del dios jaguar.

 

 

El argumento que justifica esta concepción es que las figuras representativas del dios de la lluvia presentan una hendidura similar a las que también estaban presentes en las figuras del dios jaguar.

 

Así mismo, la boca del dios de la lluvia presenta una especia de colmillos, rasgos que sin duda alguna están vinculados con la imagen del jaguar.

 

Otras características físicas de esta deidad son los párpados algo hinchados, los ojos oblicuos que tienen la tendencia de estrecharse aún más y el ceño fruncido. Algunas representaciones sostenían una manopla en cada mano, que se utilizaban en rituales con carácter combativo.

 

El dios de la lluvia era de mucha importancia, pues estaba vinculado con la abundancia y el renacer y, por supuesto, también se le relacionaba con el maíz, principal alimento de consumo de la cultura olmeca.

 

Hombre de la cosecha


 

Esta deidad estaba sustentada por una leyenda conmovedora: para los olmecas, el hombre de la cosecha fue un individuo (pudo haber sido un hombre o un niño) que se sacrificó a sí mismo para que su pueblo fuese capaz de producir el alimento necesario para su propia subsistencia.

 

El hombre de la cosecha estaba vinculado con la fertilidad y, al igual que gran parte de las representaciones de los dioses olmecas, suele tener una hendidura que atraviesa lo alto de su cabeza.

 

Como hemos mencionado anteriormente, dicha hendidura tiene relación directa con las representaciones del dios jaguar y del dios del maíz.

 

Dios bandido


 

De esta deidad se tiene poca información. Sin embargo, se sabe que su representación física tenía la típica boca torcida hacia abajo que hacía referencia a la figura del jaguar. Además, su cabeza se caracterizaba por ser plana.

 

Lo más peculiar de este dios es que se le representa un ojo rasgado cubierto por una banda que atraviesa por completo su rostro; de allí proviene su nombre.

 

Dios del fuego


 

Este dios es representado como un ser anciano y se estima que fue uno de los primeros dioses en ser venerado en Mesoamérica. Su presencia se vincula con el comienzo de un nuevo año.

 

El dios del fuego era el protagonista de una ceremonia que los olmecas llevaban a cabo cada 52 años. Se trata de la celebración del Fuego nuevo, festividad a través de la cual representaban el fin de una etapa y el inicio de otra.

 

En dicha celebración todos los habitantes de la comunidad se deshacían de sus vestidos y demás atuendos, así como de los utensilios propios de las labores caseras.

 

Dichos utensilios eran destruidos, lo que generaba grandes acumulaciones de barro roto dentro de la comunidad. Así mismo, como parte del ritual se cortaban 52 haces de leña y cada uno representaba un año correspondiente al ciclo de 52 que estaban dejando atrás.

 

Otro elemento importante del ritual del Fuego nuevo es que buscaba combatir a los llamados demonios de la noche.

 

Los olmecas creían que, si no se llevaba a cabo este ritual, el Sol no podría salir nuevamente y se generaría el escenario ideal para que los demonios de la noche invadieran sus tierras y devoraran a los hombres, generando así la noche perpetua.

 

Algunas investigaciones han determinado que es muy probable que este ritual del Fuego nuevo no sucediera solamente cada 52 años, sino que también se celebrara anualmente.

 

Monstruo tiburón


 

Esta interesante deidad se vinculó directamente con la creación, según la entendían los olmecas. Fue el dios marino más relevante, a pesar de que no se han encontrado muchas representaciones de este.

 

Su relación con la creación viene dada por una leyenda según la cual el monstruo tiburón estaba luchando con un hombre cuando aún no había más que agua en el mundo. Como consecuencia del enfrentamiento, el monstruo tiburón cortó un brazo del hombre, lo que trajo como resultado que se generara la tierra seca.

 

Las virtudes con las que se caracterizaba al monstruo tiburón son la velocidad, la posibilidad de dominar por completo al agua y la destreza al cazar.

 

Se dice que este era un dios relevante para los olmecas porque todas estas características eran necesarias para su desempeño diario, por lo que constantemente las convocaban a través de la figura del monstruo tiburón.


#5 La jadeíta y la cosmovisión de los olmecas.


 

Un rasgo distintivo de los olmecas fue su gran aprecio por el jade, que trabajaron con un grado notable de destreza y perfección. A pesar de ser una piedra muy dura y densa, el jade fue labrado y pulido por los olmecas hasta adquirir el brillo de un espejo. El jade preferido por los olmecas, y por todos los pueblos mesoamericanos posteriores, no fue el jade nefrita de los antiguos chinos, sino la jadeíta.

 

La jadeíta, comparada con el jade nefrita, es mucho más dura y con tonos más variados y brillantes que incluyen el verde esmeralda brillante, el amarillo e incluso el morado. Tal vez el jade más apreciado por los olmecas fue el verde esmeralda translúcido, piedra que los aztecas posteriormente llamaron quetzalitzli, término que se refiere tanto a su semejanza en color con las plumas de quetzal como a su transparencia semejante a la de la obsidiana, itzli.

 

También gustaban particularmente de la jadeíta verde mar o azul turquesa, que con frecuencia ahuecaban o labraban hasta obtener puntas y bordes para que fuera aún más transparente. Aunque el debate acerca del origen del jade ha dado lugar a las más diversas especulaciones y discusiones, reconocimientos en campo recientes han mostrado que el origen del material se encuentra en la parte central de la región del valle de Motagua, en el oriente de Guatemala. Hasta donde conocemos, esa región sigue siendo la única fuente de jadeíta en Mesoamérica.

 

Hachas de jade


 

Las excavaciones dirigidas por los arqueólogos Ponciano Ortiz y María del Carmen Rodríguez en el manantial de El Manatí, Veracruz, han mostrado que el jade se encuentra en la región olmeca en fechas tan tempranas como 1500 a.C.

 

Ahí se localizaron, en el contexto de la fase olmeca Ojochi, hachas bellamente labradas y un collar con cuentas de jade translúcido azul verdoso. Aunque objetos presuntamente hechos de jade se representaron como joyería en monumentos olmecas tempranos de San Lorenzo (ca. 1150-900 a.C.), el jade es escaso en este sitio.

 

El jade finamente trabajado no aparece en abundancia sino hasta el Preclásico Medio, en el sitio olmeca de La Venta (ca. 900-500 a.C.). Una de las formas más comunes del trabajo en jade son las hachas con forma de pétalos; es decir, elegantes hachas que parecen pétalos de flores por su diseño, con el filo en el lado más ancho.

 

Es verosímil que estas hachas de jade pulido fueran la forma usual para comerciar e intercambiar el jade; así podían verse el color, las fisuras y otras marcas en la superficie pulida y también podía apreciarse de inmediato su transparencia en los

delgados bordes de las navajas. A partir de estas hachas se podían labrar estatuas y joyas, incluidos pendientes ahuecados con forma de concha o las curiosas “cucharas” olmecas, que se hacían cortando sobre el eje longitudinal de las hachas.

 

Este trabajo de lapidaria fue extremadamente laborioso y es evidente que el valor de las piezas derivaba en gran medida de la habilidad y esfuerzo invertidos en su elaboración.

 

Entre los olmecas, las hachas de jade estuvieron estrechamente relacionadas con el simbolismo del maíz y la fertilidad agrícola. Esta importancia simbólica, como en el caso de las hachas finamente labradas en Europa durante el Neolítico, deriva en parte del hecho de que se usaran para desbrozar la maleza y preparar los terrenos para el cultivo.

 

Mientras que en la antigua Europa se cultivaba trigo y cebada, el principal cultivo de los olmecas del Preclásico Medio fue el maíz, planta cuya mazorca se asemeja a la forma y el color de las hachas de jade. Un grupo de hachas de jade con incisiones, atribuidas al sitio olmeca de Arroyo Pesquero, muestra imágenes del dios olmeca del maíz; si bien esta deidad tiene muchas formas, el dios olmeca como maíz maduro normalmente muestra una hendidura en la cabeza de la que surge una mazorca.

 

Toda la cabeza del dios del maíz simboliza un grano de maíz con la mazorca surgiendo del centro de la planta verde. En un gran número de hachas incisas, el dios olmeca del maíz aparece rodeado por cuatro mazorcas en forma de hacha en las orillas. Esta composición recrea el cosmograma olmeca formado por una barra y cuatro puntos; el dios del maíz constituye la barra central vertical, como eje del axis mundi. El dios olmeca del maíz al centro de un cosmograma de cuatro esquinas se relaciona tal vez con la muy difundida metáfora del mundo creado y ordenado a la manera de una milpa con cuatro lados.


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Bibliografía

 

Taube, Karl A., “La jadeíta y la cosmovisión de los olmecas”, Arqueología Mexicana núm. 87, pp. 43-48.

 

González Olivo, Marisol y Cirigo Villagómez, Alberto. “Leyenda del Jaguar”, “Leyendas Mexicanas de Todos los Tiempos” pp 79-80. Editores Mexicanos Unidos, primera edición 2011, primera reimpresión 2012.

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Comentarios

  1. Buenas tardes chicos la verdad me gustó mucho la sección de hoy es la primera vez que entro pero saben fue muy gratificante el que nos dieran a conocer sobre la cultura así como de los. Mitos la verdad yo no sabía los mitos y quedé faisnada, muchas gracias por la labor que hacen esperamos con ansias la proxima secion

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    1. Muchas gracias por tú comentario nos es muy grato saber que te gustó y estaremos haciendo lo mejor para brindarles un taller de calidad. Nos vemos en la siguiente sesión.

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